10 septiembre 2007

23.9.06 Entre niños perdidos



No se cuanto tiempo estuve caminando sin rumbo por el bosque, sumergida en esa melancolía que cubría mi sombra, cuando me pareció escuchar algo a lo lejos... era como el sonido de unas campanillas, y así atraida por su musicalidad me acerqué, quedando estupefacta al encontrar la fuente de ese sonido. Allí en un claro del bosque que creía conocer encontré una driade que tenía su morada en el tronco de un raro árbol, era uno de esos árboles que apenas nadie recuerda pues son olvidados, el árbol de los juegos, y allí rodeada de niños que nunca fueron, que deberían haber sido, o que fueron olvidados, estaba ella riendo con su risa fresca de riachuelo, musical como las campanillas. Un nimbo luminoso iluminaba su silueta,dando calor a todo aquel que se le acercaba ejerciendo así su magnética influencia en sus originales compañeros, aun en la distancia pude apreciar una gran piedra esmeralda que brotaba enraizada en su pecho y de donde parecia emanar todo su calor y luz, a lo largo de mis viajes había visto muchos seres, cada uno tenía algo especial pero ninguno tenía una piedra que irradiase semejante fuerza y valor, aun a pesar de estar resquebrajada en algunos lugares me parecio una de las más preciosas que jamás había visto. Todavía timida no quise acercarme más y me dispuse a observar en la distancia, y fui entendiendo parte de su esencia, tenía una naturaleza curiosa e inquieta, sus ojos se abrían de par en par a cada pestañaeo para abarcar todo a su alrededor ávidos de conocer, de encontrar, se paraban a cada detalle, el aleteo de una mariposa el zumbido de una libélula, quizás una ardilla limpiando sus bigotes, todo era importante, y curiosamente esto le daba un aire distraido que la hacía parecer mucho más fragil de lo que su espíritu era. Quizás porque recordase su curiosidad la de uno de esos niños con los que jugaba, quizás porque gracias a ellos todavía conservaba parte de su inocencia que de otro modo es posible que hubiese olvidado perdida debajo de alguna seta. Tan embelesada estaba observando que apenas me di cuemta que sus ojos se posaron como por encanto en los mios estremeciendome en parte para seguidamente reconfortarme con una invitación a penas velada para compartir su presencia. Me acerqué con cuidado, intentando a penas rozar la hierba con tal de no romper la magia de aquel lugar fantástico, me senté a su lado con las piernas cruzadas mirándola como un alumno mira a su maestro, y casi sorprendida empezó a brotar de su boca de fresa un torrente inacabable de palabras, sentimientos e ideas, sueños, ilusiones... Quizás fueron años los que pasamos allí conociéndonos o tal vez fuesen solo unas pocas horas es posible que fueran a penas unos minutos, sin embargo sentí que no había un rincón de mis recuerdos que no estuviese iluminado por su presencia, al final me concedió el ver a través de su esmeralda y allí encontré tantos lugares, tanta gente... algunos en el centro mismo de la piedra le conferían gran parte de su fortaleza natural, otros, sin embargo, parecían engastados en sus grietas, pero de una forma u otra todos la formaban, unos le daban valor, otros alegría, otros coraje, sueños, ilusion, apoyo, amor,por un instante me pareció verme reflejada allí y supe que ella estaría tambien reflejada de alguna forma en mi. Sin embargo, atisbé un pequeño hueco sin llenar, levanté la mirada y allí estaba su cara serena mirandome con sus ojos tan abiertos, diciéndome sin palabras que ese era su anhelo, y que después de mucho pensar había decidido ir en busca de ese sueño perdido.
Su viaje la llevará a tierras lejanas donde habitan los leprechauns, a la ciudad del tiempo, alli buscaría su tesoro al final del arcoiris, no supimos dilucidar si lo que encontraria al final del camino seria el oro tan valioso o no, pero de lo que no me cabe duda es de que será su tesoro,aquello que tanto ansía.
Así, llamamos a los niños y entre todos la ayudamos a preparar su viaje donde todos la acompañaríamos de una forma u otra y jugaríamos a la búsqueda del tesoro. y al amanecer de uno de los primeros dias del otoño partio acompañada de su séquito de niños olvidados, en busca de su tesoro al final del arco iris.
Desde mi bosque sólo me queda desearle que tenga un buen viaje y mucha suerte.

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