27 abril 2011

Viajes

Cuando florecen los campos y el bosque despierta, los duendes comenzamos nuestra más frenética actividad, los días son más largos y el tiempo imprevisible, como imprevisible se ha vuelto la vida de este pequeño duende que un día decidió abandonar su bosque, su lago espejo, despedirse de sus amigos y empezar una nueva vida en tierras lejanas allá al norte, cerca de las montañas nevadas, junto al niño perdido.

Emprendí el viaje, nervgiosa, triste, ilusionada, contenta, casi sumida en la inconsciencia del cambio, con tantas emociones contrapuestas que no soy capaz de asimilarlas.
Durante el viaje me llegaron los ecos de las despedidas de todos aquellos a los que admiro, quiero y respeto. Cuando por fin, llegué a mi destino empezó la aventura loca en la que me he embarcado, buscar un hogar, conocer nuevas gentes, estar con el niño perdido...

Cartas y mensajes de MI GENTE...

En apenas una semana encontré un hogar, un lugar acogedor al lado del río, no es como mi lago espejo pero me trae rumores de aquel.

Llevada aún por la inconsciencia fueron pasando los días, la primavera llenó todo de colores, aún tengo que acostumbrarme a los sonidos de aqui. Conocí nuevas gentes, alocadas, sensibles, infantiles, divertidas, excepticas, irónicas...  y aunque las cartas siguen llegando y me hacen sentirme más cerca de mi bosque, la nostalgia de mi hogar me invade a ratos y los ojos se me empañan,.

Poco a poco intento hacer de mi morada mi nuevo hogar y ando como loca buscando flores y frutos para adornarla, lo que por otro lado me ayuda a mantener la mente ocupada y dejo menos sitio a la añoranza, y bueno no me puedo olvidar del niño perdido que está conmigo e intenta hacerme todo más sencillo.


Espero poder adaptarme pronto y olvidar y recordar sin que se me parta en dos el corazón.