Emprendí el viaje, nervgiosa, triste, ilusionada, contenta, casi sumida en la inconsciencia del cambio, con tantas emociones contrapuestas que no soy capaz de asimilarlas.
Durante el viaje me llegaron los ecos de las despedidas de todos aquellos a los que admiro, quiero y respeto. Cuando por fin, llegué a mi destino empezó la aventura loca en la que me he embarcado, buscar un hogar, conocer nuevas gentes, estar con el niño perdido...
Cartas y mensajes de MI GENTE...
En apenas una semana encontré un hogar, un lugar acogedor al lado del río, no es como mi lago espejo pero me trae rumores de aquel.
Llevada aún por la inconsciencia fueron pasando los días, la primavera llenó todo de colores, aún tengo que acostumbrarme a los sonidos de aqui. Conocí nuevas gentes, alocadas, sensibles, infantiles, divertidas, excepticas, irónicas... y aunque las cartas siguen llegando y me hacen sentirme más cerca de mi bosque, la nostalgia de mi hogar me invade a ratos y los ojos se me empañan,.
Poco a poco intento hacer de mi morada mi nuevo hogar y ando como loca buscando flores y frutos para adornarla, lo que por otro lado me ayuda a mantener la mente ocupada y dejo menos sitio a la añoranza, y bueno no me puedo olvidar del niño perdido que está conmigo e intenta hacerme todo más sencillo.