21 mayo 2009

Una Extraña Compañera


Hay momentos en la vida en los que sientes un nudo que te atenaza la garganta y amenaza con dejarte sin voz...


Hace poco este duende se levantó con esa sensación, y negándose a quedarse mudo se fue corriendo a buscar un remedio. El viaje le llevó algún tiempo y por el camino pudo ir reflexionando sobre porqué tenía ese nudo, porqué tenía la necesidad de ser escuchado. Y es que, a veces, como a todos, parece que la esperanza se nos escapa entre los dedos... La vida se empeña en llevarnos por su camino, sin importar dónde queramos ir, y a veces, la esperanza se nos escapa como piedra de río dejándonos a la deriva, pensando que quizás en el próximo salto de agua nos ahoguemos.


Sin embargo, cuando está con nosotros nos permite agarrarnos, descansar del intenso fluir del río y ver que ese salto de agua que tanto nos asustaba es sólo una parte pequeña que no llegaría a cubrir nuestras rodillas si somos capaces de ponernos en pie y que además si lo logramos sus burbujas nos harán cosquillas mientras disfrutamos del paisaje colindante...


Y es que, a veces, es necesario parar y mirar alrededor para darnos cuenta de todo aquello que nos gusta, nos hace felices, queremos y necesitamos.


A menudo, vamos tan sumergidos en el torrente que nos vemos cegados por las vueltas, las revueltas y las corrientes del río, que no nos paramos a disfrutar...Y la esperanza es la que nos ayuda a creer, a apreciar...


Por eso fue que este duende quiso gritarle a la esperanza que no le abandonase y cruzó valles y escaló montañas, y cuando llegó a lo más alto le pidió al sol, la luna y las estrellas que le guiasen que le devolviesen la esperanza e iluminasen su corazón. Gritó y gritó a pleno pulmón hasta quedarse sin aliento antes de que su voz se apagase por el nudo...


Y no sabe si le escuchó alguien o no, sólo sabe que después de tanto gritar, elevando sus miedos a lo más alto y dejándolos al descubierto ante aquel quisiera mirar, el nudo se fue deshaciendo... aún no ha desaparecido, pero ahora tiene la esperanza de que lo hará...



1 comentario:

miguel ángel salinas gilabert dijo...

Hola querida Pin y pon; volví a pasarme el otro día por este tu espacio y vi que por fin lo habías retomado, así que te mando un saludo. Vaya pesadumbre que llevas, amiga; como a todos, el escribir te sirve de terapia personal :o) Pues nada chica, te mando un abrazo, un ánimo, el mundo no es tan gris, ni tan radiante, pero algunas veces nos toca atravesar desiertos personales, uf, qué calor hace entonces. Entonces llegamos a un oasis, nos refrescamos, y de nuevo desierto, uff, qué calor hace otra vez. Yo al menos siempre intento caminar por la sombra, para que el sol no me achicharre y no perturbe mi conocimiento del todo. Un saludito... :o)