28 enero 2010

Andares y andanzas


Este duende que aquí escribe, quiso un día hacer un experimento, quiso pasar una temporada con aspecto humano, es en parte el motivo por el cual hace tanto que no escribe...

El caso es que en su aventura, casi casi se pierde, es increìble la prisa que tienen por vivir... es difícil resistirse y no dejarse arrastrar por lo tormentoso del devenir de sus vidas. Sin embargo, en este insidioso devenir que tienen incluso ellos mismos se estravían, y dejan de tener en cuenta lo que verdaderamente es importante, van tan deprisa que no disfrutan del camino, solo les importa el fin y no los medios.

Son codiciosos, y la mayoría sólo busca su propio beneficio, aunque en honor a la verdad he de reconocer que durante ese tiempo tuve la suerte de encontrarme con algunas personas estupendas que me acogieron con los brazos abiertos, me ayudaron e incluso no les importó cuando les descubrí mi verdadera naturaleza, sí se mostraron sorprendidos ante tal atrevimiento por mi parte porque para ellos es raro mostrarse tal y como son, siempre tienen miedo a que algún desalmado pueda hacerles daño...
A pesar de todo, muchos de ellos han desarrollado la capacidad de ver o sentir a aquellos que son inofensivos, aquellos que son capaces de dar sin esperar recibir...y creo sinceramente que en ellos radica la esperanza de esta extraña raza.
Cuando se dejen oir sus voces, su mundo, nuestro mundo será mejor, pero para eso me temo que aun falta mucho.

Fue gracias a ellos que no me perdí, que pude aferrarme a quien soy y en lo que creo.

Después de un tiempo como humano, me siento feliz siendo duende, y no voy a dejar que nadie me convenza de que mi tiempo ha pasado y que debo adoptar de forma definitiva una forma humana.

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